Me encanta este poema, lo he leído muchas veces, pero hoy he sentido que se mostraba completo para mi, como si parte de su esencia hubiese estado oculta detrás de las propias palabras. Me ha resultado interesante para la vida en general, y por eso lo comparto contigo.
El título, una sola palabra… “PERMITIR”. Para mi, encierra una auténtica filosofía de vida, y aunque sin mucho análisis podría parecer sencillo o incluso de pusilánimes (el hecho de “permitir”), creo que la “dejadez” o la “falta de valor” se aleja mucho del sentido de “Permitir” al que se refiere este poema. Más bien implica lo contrario, hay que ser muy valiente para dejar o permitir que todo nos toque sin hacer excepciones… por ejemplo, dejar que el miedo penetre en nosotros y sentirlo… o dejar que lo que no nos gusta permanezca en nuestras vidas el tiempo necesario para poder aprender de ello…, esto es difícil porque tan pronto como podemos, eliminamos lo que no deseamos, y si podemos hacerlo, es estupendo y es natural, pero a veces, la vida nos trae situaciones, personas, encrucijadas, toma de decisiones…, de las que no podemos escapar, y es ahí cuando “permitir” se nos atraganta y a la vez se hace más necesario.
No queremos que las cosas sean distintas a como las planeamos, pero como dice el poema en su primera línea “A la vida no se la puede controlar”, aunque tenemos la fantasía de que sí, de que tenemos todo bajo control, y puede que lo esté… hasta que deja de estarlo. Hemos aprendido que sólo somos felices si tenemos todo lo que deseamos y cuando algo se tuerce y nuestro “control” de la situación empieza a difuminarse, nuestro cerebro entra en barrena y necesitamos volver a recuperar el control cuanto antes, porque a nuestra mente le encanta tenerlo todo “atado”, pero en ciertas situaciones podemos tardar en recuperar ese “control”.
¿Cómo logramos mantener nuestro equilibrio al borde del abismo? Esta pregunta te toca responderla a ti, pero tal vez, estar con la verdad de lo que sucede sin resistirnos y permitiendo, pueda resultar de ayuda, mientras buscas la solución y recuperas el equilibrio. A veces, como señala el poema, puede ser la única opción.
El “permitir” en la vida es algo que se experimenta, no es conceptual y no se aprende leyendo esto, pero podría ser la chispa para investigar cómo podemos hacerlo.
Mi invitación es que observes con mucha atención lo que sucede en tu vida, tal vez “el mundo se revele ante tus ojos nuevos”!.
Diana Prieto
Me encanta como ves el hecho de “permitir”, creo que es lo más importante y lo que hace que todo siga avanzando, aun en las situaciones más difíciles. Verdaderamente creo que hay que permitir que el miedo entre en nosotros y seamos capaces de sentirlo, el tiempo que sea necesario y en cada uno de los momentos de nuestras vidas. El poema es precioso y me ha hecho pensar muchísimo sobre la situación por la que estoy pasando. Gracias por tus reflexiones Diana.
Me alegro mucho de leer tu comentario José Ramón, y de que te haya hecho reflexionar sobre el momento presente. Aunque con las palabras hablamos de conceptos, a través de la experiencia podemos “permitir” que lo que esté aquí y ahora permanezca el tiempo justo y necesario, y es cuando el cuerpo y la mente se abren a este morar en lo que surge para ser vivido, sin prisa ni ansiedad porque termine pronto (si no nos gusta); sin angustia porque se acabe (si nos gusta)…, y entonces “permitir” cobra sentido, nos facilita equilibrio y nos ayuda a vivir y a seguir avanzando al ritmo sabio que marca la vida.