Comparto un texto de Miguel F. Soler, alumno del curso que estoy impartiendo en UNED “Instructor/a de Mindfulness”. Gracias Miguel por tu generosidad.

“A ti, querida amiga que te encuentras en brazos del sufrimiento; a ti, querido amigo que te desesperas por estar inmerso en un profundo dolor. A quien llora en desesperación y olvidó ya hasta el sentir de una leve caricia y la luz de una sonrisa sincera y cercana.

Deseo que tus ojos se abran de nuevo con esperanza; que tus pasos te guíen por la senda del bello sentir; que tu corazón no viva con prisa por latir; que tu cuerpo y tu mente se alimenten de quietud, amor, y tiempo presente. 

A ti, compañero que vives en un sin vivir; a ti, compañera que lloras por dentro y sonríes por fuera. A quienes dejaron de ver salidas y solo presienten altos muros. A quienes del jardín del bello disfrute emigraron al desértico entorno de la desesperación y el llanto amargo. 

Deseo que tus ojos se abran de nuevo con esperanza; que tus pasos te guíen por la senda del bello sentir; que tu corazón no viva con prisa por latir; que tu cuerpo y tu mente se alimenten de quietud, amor, y tiempo presente. 

A ti, cercana persona amada en humanidad que te sientes sola, arrinconada, alejada de toda suerte y comprensión. A ti, querida persona amada en humanidad que te quedaste sin lágrimas, sin luz en tu mirar, a ti que crees moribunda tu alma en certera agonía de desesperada incomprensión. 

Deseo que tus ojos se abran de nuevo con esperanza; que tus pasos te guíen por la senda del bello sentir; que tu corazón no viva con prisa por latir; que tu cuerpo y tu mente se alimenten de quietud, amor, y tiempo presente. 

A ti, niña y niño como yo, como todas las demás bellas personas que ya lo son con tan solo ser, y se sienten no queridas, no tenidas en cuenta, no anhelados, no sentidos ni respetadas. A ti, cariño mío aunque no nos conozcamos, a ti, bella expresión de amor que vives en una tormenta constante. 

Deseo que tus ojos se abran de nuevo con esperanza; que tus pasos te guíen por la senda del bello sentir; que tu corazón no viva con prisa por latir; que tu cuerpo y tu mente se alimenten de quietud, amor, y tiempo presente. 

A ti, que tal vez crees que solo te espera desdicha y triste soledad. A ti. Y a ti también. A mí, a todas las personas. 

Que tu corazón recobre el latir humilde de la vida sentida y sincera. Que abras tus ojos a la grandeza de esta humanidad compartida. Que la vida te llame con la campanilla de la ilusión a muchos encuentros dichosos. Que tu respirar sea ritmo cadencioso de equilibrio, tu dormir plácido sosiego para tu mente aturdida, y tu sentir, sereno embajador de cada justo y exacto momento de tu existencia”.